El cardán es un componente
mecánico, descrito por primera vez por Girolamo Cardano, que permite unir dos
ejes no colineales. Su objetivo es transmitir el movimiento de rotación de un
eje al otro a pesar de la no colinealidad. En los vehículos de motor se suele
utilizar como parte del árbol de transmisión, que lleva la fuerza desde el
motor situado en la parte delantera del vehículo hacia las ruedas traseras. El
principal problema que genera el cardán es que, por su configuración, el eje al
que se le transmite el movimiento no gira a velocidad angular constante. No
obstante, si se colocan dos en tándem y el principio y el final del árbol total
se encuentran paralelos (como es el caso general de los vehículos de tracción
trasera), estas diferencias se anulan.
En la actualidad, la configuración
más común en los automóviles es el motor delantero transversal con tracción
delantera. En esta configuración, así como en otras en que el motor se ubica
cerca de las ruedas motrices, no se utiliza el cardán. En estos casos la fuerza
se transmite típicamente mediante semiejes y juntas homocinéticas.
El cardán es fácilmente observable en camiones por su tamaño abultado,
en los que el árbol de transmisión se observa como una larga pieza de metal que
rota sobre sí misma cuando el vehículo está en marcha. Está ubicada
longitudinalmente entre el motor y el tren trasero donde están montadas las
ruedas, pudiéndose observar un cardán típicamente en el acople con el
diferencial o a la salida de la caja de cambios.
En el cardan podemos distinguir 3
partes: los rodillos, las horquillas y la cruceta.
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